
Ahora, justamente ahora, cuando dejamos los espasmos y los suspiros, los movimientos, los cariños, cuando después de todo eso, justo cuando empezamos a volvernos uno con la música, te dejas llevar.
Fumas apresuradamente un cigarrillo, solo para ver como el humo se aleja de ti, suave y sutil, lo miras desvanecerse, lo observas fugarse de entre tus labios y de los de ella, piensas que es realmente sexi una mujer desnuda fumando en tu cama.
Contra luz en la ventana, la melodía envolvente de Pink Floyd y la extraña nostalgia que se apodera de tu cuerpo y de tu alma.
Te sientes solo, y notas que eso te pasa cada vez que tienes sexo sin sentir amor, o más bien dicho, todo el sexo que has tenido desde que ella te abandono, apresuras el cigarrillo, necesitas desvariar el pensamiento, porque a racionalizar el hecho de que a tu lado hay una mujer que te acaricia, pero que no son sus caricias, que no es ella, y eso te hunde aún más en aquel nostálgico momento. La melancolía de otro tema, te hace querer estar en cualquier otro lado, pero te das cuenta que no, solo quieres estar a su lado, pero ella tal vez esta en los brazos de otro, otro que no eres tú, porque no fuiste capaz de hacerla feliz, por eso corres a los brazos de cualquier extraña, porque en esos brazos encuentras momentos donde dejas de pensar en ella, y solo piensas en ti, o a veces en nada. Apresuras lo último de tu cigarrillo, la única compañía real en esa habitación, esa compañía que se esfuma, la conciencia que paso a ser la música que escuchas, te traiciona, y suenan aquellos temas que querías eliminar del playlist, porque tienen su historia, silenciosamente te ríes, de la ironía de la vida, te ríes solo, casi imperceptible, pero ese casi te pone en una encrucijada. Sutilmente ella te mira fijo, extrañada con su cara de ángel, llena de ingenuidad te pregunta, - ¿de qué te ríes? - pregunta maldita, es la caja de pandora, después de esta vienen otras preguntas que no quieren ser contestadas, porque develan lo que no quiere ser develado, o simplemente lo que no quieres admitir, - ¿pero de que te ríes?- maliciosa pregunta, embustera respuesta, no le dirás que te da risa como las coincidencias juegan contigo, no se lo dirás, responderle a ella es darle lo que ya le diste a otra, y esa otra te dejó, “nada, solo recordaba”. Error, terrible error, intentaste escapar, pero hiciste lo contrario, diste el pie a que te sigan preguntando, en el fondo crees que quieres decirle, quieres que alguien se sienta igual que tú, que se sienta mal, usado, nostálgico. Pero no, ella no, ella no se lo merece aun, -¿qué recordabas?- no le dices que piensas en otra, no le dices que la mayor parte del tiempo que estas con ella, piensas en otra, que comparas sus besos, sus caricias, su sexo, con otra, no se lo dices, no se lo merece, aun no se lo merece. “sabes que, ¿por qué no me besas y lo averiguas?”. Te la sacaste mundial, nunca mejor.
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