domingo, 17 de octubre de 2010

Historia de Dos Años. 1

Capitulo I:

El Reencuentro, la Sorpresa y la Ira

…Y al momento de verla, todo cambio, me sentía igual que como me sentí cuando la ví por primera vez, hace ya dos años, era tan hermosa, igual a como la recordaba.

Dejé a mis amigos atrás, sin notar que Armando ya no estaba con nosotros, mas no me importó, corrí hacia ella, me esperaba con una sonrisa en el rostro, su morral al hombro, y su falda al viento del nuevo colegio que se había matriculado. Al llegar a su lado, sin dudarlo la abrace y besé. Tal vez le dije algo a su oído, un susurro imperioso, casi desesperado, lleno de anhelos, lleno de sueños, un mundo sin ella, un vil recuerdo, recuerdo de la última vez que nos vimos, cuando todo se estaba terminando.

Agitación sustancial, cuerpo con cuerpo unidos en un beso, eterno y vitalizador, fogoso catalizador de emociones, que morirían chocando de frente con la irrupción inoportuna pero totalmente previsible de mis amigos. Una mano amiga me retiraba de aquel sueño realizado, y me aventaba a una dura realidad, eran ellos, era Nacho que me tomaba del hombro y miraba con una cara de circunstancia, sonrisa media picara, donde sus ojos decían más que sus palabras, “buena perro, ¡el peluca sabe!” irradiaba de sus pensamientos.

- Fernanda ellos son mis amigos: Mauro, Nacho, Félix y Armando, hey ¿Dónde esta armando?

Todos me miraron, pero no me respondieron, no me di cuenta cuando había desaparecido, y tampoco me di cuenta de la cara que puso Fernanda al nombrar a mi amigo. Me aparta del grupo sin titubear, yo más extrañado que cualquiera en ese momento, no hallaba explicación a lo ocurrido, y mucho menos al rostro que tenia, de sorpresa, o de quizás que cosa. Comenzó a bombardearme de preguntas, cada una relacionada con Armando, de verdad es que no entendía nada, todo apuntaba que ella lo conocía, pero en mi lógica eso era imposible, él nunca me había hablado de ella, jamás él nombro a una “Fernanda” y ella jamás a un “Armando”. Pero pregunta tras pregunta, sembraron la duda en mí, que no quería guardar. -Sabes me canse de este juego, dime, ¿conoces a Armando Barrera?- Creo que su mundo en ese minuto se derrumbo, su cara de “¿Qué mierda esta pasando aquí?” Me lo dijo todo, era tan obvio que era el mismo. En ese momento la voz de mi amigo personal reverberaba en el aire – sí, sí me conoce.

Fernanda estaba petrificada, mientras él se acercaba y tomaba su gélida mano. Con aquel shock que me vi enfrentado, con mucha suerte pude entender que le decía a el oído “esta es mi sorpresa” o algo por el estilo. Después de eso, el canalla que se decía amigo mío, me miro fríamente a los ojos, y la besó frente a mí. Mi cuerpo hervía en rabia, mis pensamientos eran solo de los malos, quería acriminarme ahí mismo, pero no podía, no quería, yo no soy de los que se rebajan así, daba lo mismo lo destruido que estuviera mi corazón, o el bochornoso momento que me hacía pasar frente a mis amigos, daba lo mismo que viera frente a mi como se “comía” a la mina que yo “amaba”.

Fernanda no atino a nada más que mirarme, sin palabras se quedo ahí, quieta como una estatua, y gélida como la nieve, no hacia nada, estaba en otro mundo. El tiempo sin duda se detuvo, no se cuanto rato estuvimos ahí quietos, sin hablar, sin reaccionar, tal vez el viento, tal vez las micros, tal vez los pájaros, las otras gentes, pero nada más que ellos emitían un sonido, nosotros, nosotros estábamos en “Stan by”.

De pronto, en un esfuerzo sobre humano de Fernanda, de entre sus labios, se escabulle algo así como unas palabras, una oración llena de culpa, atropellándose cada letra que quería explicar lo que vivíamos, - sabes, yo no tenía idea de todo esto, estoy tan sorprendida como tú.-

Yo en ese momento ya no reaccionaba, era una dosis casi letal de morfina, que me dejaban en un trance sin sentido, la realidad se hacia ajena a mí, y solo me quedaba un destino, caminar sin rumbo, planeando mi quehacer, lúgubres sentimientos se apoderaron de mi alma, yo solo caminé.

…¿Qué onda? ¿Qué pasa? ¿Ah? Todo me da vueltas, ¿qué es para mí ahora todo esto?, ya nada importa, venganza, venganza eso es lo que merezco, esa puta y ese maricón no se la llevaran tan fácil, lo juro, nada nunca, eso no se le hace a un Cochrane, nunca, el que lo hace lo paga… todo parece un mal sueño, un terrible y maldito sueño que no puedo despertar, todo lo que había confiado en ambos, como puedo perder así, ¿que mierda le hice a esos dos para que me trataran así? En fin, las cosas caen por su propio peso, y la justicia se hace caer ante todo ser…

No llegue a mi casa, y noté que la soledad era mi única compañera, solo estaba con mis pensamientos sentado en una banca a la espera de un traidor. Levanté la vista y vi una botillería, revise mi billetera y vi el efectivo que traía, me alcanza para un copete, necesito un trago. Le pedí a “don Jose” que me diera una petaca de sour, y un “snack mix”. El me miro, y con su cara de serio me pidió el carnet. -Pero tío usted me conoce, déjela pasar-. Él me miro y soltó una sonrisa, -ya ándate cabrito, que pasan los pacos a cada rato.

Volví a mi banca a esperar, pasaron un par de horas, pero aquel sour me acompañaba y quitaba el frió. Al principio de aquel pasaje que daba a la plaza en la que me encontraba, divise por fin al traidor, me paré tranquilamente, pero lleno de ira genuina, deje la petaca en la banca, para no armar un escándalo mayor, y camine hacia él, decidido y enfadado, con ira y a la vida, no se me iba a escapar.

- A ti te estaba esperando weón.

- Xavierito, ¿tú por aquí? Te veo enojado ¿Qué paso?

- ¿Sabias todo cierto?

- Obvio, desde el principio, desde que nos conocimos.

- ¿Por qué lo hiciste?

- Que pregunta es esa Xavierito, todo es tan simple, todo es tan simple…

- Contéstame weón, no estoy webiando

- Jejeje, mi buen amigo…

- No me llames amigo weón, tú y yo lo dejamos de ser…

- Corrección, nunca lo fuimos…

- Entonces contesta.

- Porque estaba aburrido, y porque me caes pésimo, ¡¡¡jejeje!!!

- ¿Cómo la conociste?

- Tú me la presentaste…

- Sabes muy bien que no fue así

- Jajaja, Xavierito, si lo fue, tome de tu casa su dirección, y me las invente para seducirla, y nunca le dije que nos conocíamos, y ella tampoco nunca te nombro, hasta que me vio ahora junto a ti.

- ¿La quieres?

- Solo para el rato, y para molestarte, aparte, jejeje, es excelente en la cama jajaja.

- ¡Bastardo!

Fue lo último que le dije antes de romperle el labio de un puñetazo que me nació del alma. Lo que siguió después de eso, la ruptura para siempre de relaciones diplomáticas con él, y una pelea que hasta hoy recuerdo con lujo de detalles: él me golpeo en el abdomen y me dejo sin aire, y un intento de rodillazo en mi cara fue detenido, a lo que respondo con otro gancho a la quijada, y la sangre broto de su rostro. Puñetazos iban y venían, ambos quedamos ensangrentados y cansados, como si la vida estuviera en juego, pero era algo mucho más importante que la vida, era el honor. Él pensaba que todo iba a terminar, él sabia que lo esperaba, sabia lo que iba a pasar.

En medio de la pelea, las nubes no pudieron más y comenzaron a llorar, llovía y llovía, y nuestras caras se limpiaban y brotaba más sangre aún, pero eso no importaba, solo importaba terminar con el otro. Pero algo paso, ambos retrocedimos, dimos media vuelta y nos largamos, cada uno por su lado, y la noche fue testigo oculta de nuestro enfrentamiento. El liquido de la vida ensuciada por mis heridas bajaba por mi piel maltrecha, que llegaba hasta mis labios y donde la sensación de la pelea quitaba y hacia olvidar un poco la amargura de la traición de Fernanda, a quien nunca culpare de ello. El dolor era latente, y mi cara ya estaba limpia, las hemorragias se detuvieron, pero los hematomas se hicieron notar.

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