Capitulo VI
Colegio, en vísperas de Fernanda y Lily.
Al otro día ya no llovía pero hacia un frió extremo, aun así hice lo de todos los días, tome mi bicicleta y partí al colegio.
Lily estaba con la Mary, me acerque de manera sutil, y salude a ambas, pero a Lily le di un abrazo que me salio del alma, pero algo después de eso estaba mal, me miro de una manera extraña, eso no me decía nada bueno. Aparte eso nunca lo hacia.
¿Qué fue eso Xavier?
Nada, ¿por?
¿Y eso que fue?
Déjalo así mejor.
OK.
Sonó la campana, y entramos a clases, un mensaje me llego a mi celular, era de Fernanda: “necesito verte, venme a buscar please”. Le mande una respuesta, preguntándole que era lo que quería.
Entré a la sala, a una entretenida clase de castellano, camino buscando al Nacho, necesitaba hablar con él, más que mal, él era mi consejero, mi “Conciglieri de guerra”, siempre a sido de gran ayuda en determinaciones como esta, aunque nunca de tanta trascendencia, o tal vez si, pero en otras dimensiones de la vida. Necesitaba contarle lo de lo ocurrido en los últimos días, pero en especial de la noche anterior. No lo encontré por ninguna parte, solo encontré un asiento vació en el que me servirá para meditar.
La clase fue monótona, como siempre, me estuve cuidando de la profesora, porque no me llevaba muy bien con ella, sabia que cualquier cosa me sacaría de la sala y me anotaría al libro de clases, su mirada vigilante siempre sobre mí, como el “gran ojo de Mordor”.
En la mitad de la clase, suena otra vez mi teléfono, era Fernanda, no alcanzo ni siquiera a contestar y “la Seño” me hecha de la sala. Por un lado bien, podría hablar tranquilo, por otro lado bien también, porque las anotaciones realmente no sirven para nada, y menos a estas altura de mi vida, se que no me harán nada con ellas…
¿Alo?
Hola soy yo, la Feña.
Lo sé, sale tu foto en mi celular. Tu nombre y aparte se me tu número.
Andas chistoso…
No “chistoso”, más bien dicho irreverente. ¿Qué quieres?
Necesito hablar contigo.
¿Para qué? Creo que ya todo fue dicho ayer.
“No creas todo lo que dicen mis labios, siempre hay algo más que te quiero decir”.
¿Por qué me citas?
Porque esas palabras son muy ciertas.
¿Qué quieres?
Verte, necesito hablar contigo.
¿No puede ser por teléfono?
No, quiero verte.
Mmm…
¿vas a venir?
No quiero, pero por ser tú, iré.
Gracias.
Que estés bien, espérame.
Lo haré, chao.
Chao.
Al colgar siento una presencia extraña detrás de mí, una fuerza maligna tal vez, giro despacio, y lo veo, el Némesis de cualquier estudiante, al inspector.
Señor Cochrane, ¿Qué hace fuera de la sala?
Me echaron
¿Qué fue lo que hizo?
Solo conteste el teléfono.
¿Cuándo entenderá que usted no es un gerente? Llega a la hora que quiere, ¿usted cree que va a poder hacer eso cuando salga de aquí?
Espero eso.
Valla a inspectoría mejor, espere ahí hasta el recreo
Esta bien…
Me largué caminando a la inspectoría, eran las 8:30 AM, quedaba una fatigable e intratable hora.
Al caminar tuve flash back de todo lo ocurrido esos últimos días, y comprendí lo que me habían hablado sobre el tiempo significativo, el tiempo que hace que el alma se acongoje, el que se recuerda, el real Keiros. Que grande fue San Agustín.
Metido en mis pensamientos interrumpe una voz que cada día detestaba más, y ya no soportaba.
¿Qué haces fuera de clases?
Eso no te incumbe, déjame solo prefiero no saber de ti, “no soy yo cuando me enojo”.
¿Hulk? Xavierito Xavierito, nunca cambiaras.
Esas palabras hicieron que hirviera mi sangre, me di media vuelta lo tome de la camisa y lo arrastré hasta la muralla.
Para Armando, no quiero más problemas contigo.
El soltó mis manos y se fue sin decir palabra alguna.
Estuve toda la hora mandando mensajes de textos a mis compañeros, para matar el aburrimiento, y aun así se me hizo eterna la hora que estuve confinado en esa cárcel escolar. La campana sonó, y salieron los alumnos a recreo, detrás de niños venia la Profesora de castellano, con una sonrisa en su cara que no podía disimular, me mira e insinúa que me puso la anotación negativa, yo la miro, le guiño el ojo, ella se sonroja, y beso mi anillo te tengo loca gatita, y le quito la mirada de encima.
En eso llega Lily, me saluda con gusto, muy distinto a esta misma mañana. Y a esta ¿Qué le pasa?
Para variar te echan de castellano.
¿Cómo te va Lily?
Bien, supongo
Que bueno.
Oye ¿Qué harás hoy?
¿te interesa?
Quería invitarte un cooler.
¿a que hora sería?
En la noche.
Genial, ¿pero dónde?
En mi casa.
Genial, pero yo pago.
Como quieras.
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