Capitulo III
Fernanda.
La mañana había terminado, mis amigos me invitaron a la jugar a la pelota y después a la Gruta, el Púb al que íbamos después de clases. Eran las dos de la tarde, les dije a mis amigos que a las 5 iba a estar en la Gruta, que por el momento no me sentía muy bien como para futbolear un rato. Tome mi “cleta” y comencé a pedalear. Los árboles y los autos pasaban a mi lado, y las nubes soltaban otra vez la lluvia. Unas ansias enormes, y una gran angustia, y solo un pensamiento, tenía en mente, llamar a Fernanda. La quiero ver, la necesito.
- Hola Fernanda.
- Hola, ¿Xavier eres tú?
- Si obvio, oye quiero verte.
- Necesito hablar contigo también.
- Pero hoy tiene que ser.
- Esta bien.
- ¿Cómo lo hacemos?
- Son las 3 PM. Venme a buscar, salgo a las cuatro.
- OK, nos vemos a las 4.
Volaba en mi bici en dirección a mi casa, tenia que estar en muchos lugares en muy poco tiempo. Comí en tiempo record, eran las 3:45 y Salí disparado al colegio de Fernanda. Llegue como a las 4:15 donde Ella, estaba en el negocio de la esquina, comprando unas papas fritas.
- ¡Fernanda!
- ¿Ah?
- Hola, aquí me tienes.
- ¿Cómo estas? ¿Qué te paso en la cara?
- Nada, solo me caí.
- Mmm... pero ¿estas bien?
- si, estoy de maravilla. Vamos a la gruta te invito una bebida.
- OK. Vamos, pero ¿Cómo me voy yo?
- jejeje, súbete.
Ella iba algo nerviosa, y yo, manejaba rápido para que ella sintiera eso. El viaje fue corto, y entretenido, aunque casi ni hablamos, pero había otro tipo de comunicación, una más personal…
…Llegamos y la bici la amarre en el estacionamiento para las mismas. Ella mientras tanto buscaba un lugar para donde sentarnos a conversar. Entré al salón, donde ya me conocían, soy cliente frecuente, saludo al barman en la mesa, y el me hace un gesto. Con él me llevo de maravillas, aunque sabe que soy un pendejo aun, no me pone atado por venir a mí y a mis amigos. El barman, que por nombre su madre le puso Pedro, pero tanto que le gusta la música “sound” lo re-bautizamos como “Peter” y aquí a veces se las traigo. Él es el que a ratos me proporciona mi medicina, o sea, él es el que “la lleva” por acá.
Paso rápido la mirada por el salón y no veo a ni uno de los “LP” al parecer ellos aun no llegan, eso me da tiempo, aunque solo son las 4:30, falta media hora para que lleguen. Al fondo, al lado de la rock cola, esta Ella, con la mirada fija en mí, midiendo cada gesto, me espera, y yo voy hacia ella, como si fuera lo único importante en la vida, tal como quiero que sea.
- Hola, ¿nos conocemos?
- Mmm… sí, creo que te he visto antes en mi vida
- ¿esta desocupado este asiento?
- Si
- ¿Me puedo sentar?
- Es un país libre.
Eso realmente me mato.
- Entonces me sentaré. ¿Cómo te llamas?
- Déjate de webiar Xavier, ¿para que querías verme?
- Solo era para amenizar un rato esto. Aparte sabes muy bien para que te llame.
- Me lo imagine, pues pregunta, ¿Qué quieres saber?
- ¿Qué vas a tomar?
- Un jugo gracias.
- ¡PETER! Una chela y un jugo. Fernanda, ¿de que quieres el jugo?
- De papaya.
- ¡Que sea de papaya PETER, y la “chela” que sea Báltica!
- OK perrin ya van.
No sabia por donde empezar, ¿se la tiro de una? O ¿amenizo el ambiente primero?
- ¿Qué onda ayer?
- Eh, como decirlo, diablos Xavier, no sé, no sé que onda ayer. Solo fue eso.
- ¿Sabias lo de Armando?
- No, no tenia idea de que él te conocía, lo juro
- Y ¿Por qué no me habías dicho nada?
- ¿nada de que?
- De que estabas con alguien, o sea, en todo este tiempo que hablamos, y planeamos esto, el Messenger, o sea hello…
- No me vas a creer.
- ¿Qué no te creeré?
- Lo que sentía.
- Y ¿Qué mierda sentías?
- Que te engañaba…
- No me digas wevadas, ¿crees que te creo todo esto?
- Viste, te dije que no me ibas a creer.
- Y ¿engañarme en que sentido weón? Si nosotros hace años que somos historia, o sea, yo seguí mi vida, y tu también, eso esta bien, aparte éramos unos pendejos.
- Si sé, pero es que conocí a armando como al tiempo de haber terminado, quizás antes, y yo aun te quería y más encima…
- Más encima ¿Qué?
- Más encima aun siento algo por tí.
- Déjate de tonteras, estas con Armando.
- A él lo amo.
- ¿estas confundida?
- ¡¡NO!!
- ¿Y el beso que nos dimos?
- No sé.
- ¿te gustó?
- Si…
No quise seguir preguntando, tome un gran sorbo de mi cerveza, cayé por varios minutos, con la mirada fija en sus ojos, fija y fríamente, sé que la envolvía, sé que era lo que sentía, controlaba la situación, sabia muy bien lo que hacia, esperando, esperando que me dijera algo, que rompiera este silencio que nos abrazaba. El nerviosismo que tenía al entrar ha desaparecido, se ha disipado.
Soy el rey de la situación, estoy calmado, soy un Columbo cualquiera. No me dices nada, sabes que no hay nada que decir, sabes que lo hecho ya esta, y que no sacas nada con arrepentirte, sabes que lo que hiciste estuvo mal, pero te agrado hacer lo incorrecto, y al frente de ese, lo sabes, lo sientes, sabes que aun soy algo importante para tí, me lo dicen tus ojos, me lo dice tu cuerpo, y me lo grita tu silencio, no sacas nada con intentar hacer esto pasado, porque no es historia, quizás para el mundo si, pero para nosotros es un maldito presente, una maldita novela… aun te quiero.
Tomé otro sorbo de mi cerveza, que esta bastante buena. Él PETER me mira desde la barra, y me hace gesto de “¿Qué onda?” yo solo le hago un gesto despreciativo con mi cara, un “nada weón, solo estoy aquí”.
Ella rompe el silencio.
- Sabes me tengo que ir, no avisé que iba a llegar tarde.
- Pues vete.
- ¿así termina todo?
- ¿todo qué?
- Esto, ¿así termina una amistad?
- ¿la estas acabando?
- Solo…
- Solo nada, escúchame bien, no te dejare ir tan fácil, no con lo que tus ojos, tu cuerpo y tu silencio me dice, no dejare que te vallas tan fácil, no con lo que me dijo tu beso, no con lo que me gritan tus ojos…
- ¿Qué dices Xavier?
- Lo que escuchas, y lo que escuchaste, sabes muy bien que te quiero, no sé como, pero te quiero, me lo dice cada parte de mi, te quiero, lo dice la angustia de perderte hace años, la pena del recuerdo, la alegría de volverte a ver, y la determinación de mi conciencia al verme visto en esta situación.
- No digas eso Xavier, estoy con Armando.
- Y eso a mi qué, de verdad me importa una mierda ese personaje.
- Pues yo lo amo.
- ¿y a mí?
- Eh, sabes mejor me voy.
- Vete, si quieres te llevo.
Lo pensó un momento, escalofriante silencio, y termine mi trago, ya eran las 5:15 y mis amigos aun no llegaban, mejor así. Su rostro esta entristecido, confundido, sus ojos humedecidos y sus labios sellados, me empelota eso, ¿Por qué no me dices algo? En fin…
- ¿Te voy a dejar?
- No, gracias.
- Pero andá, así podemos conversar más.
- No, sabes tengo que pensar…
- Te dejo afuera entonces.
- Esta bien, gracias por el rato.
- Jejeje, para eso estamos.
Le tome la mano y la bese suavemente.
- ¿Qué pasa Fernanda?
- Nada.
Seguimos caminando, y no la quise soltar. Atravesamos la gruta y ni rastro de los “LP”, le hago un grito al PETER.
- Vengo al tiro, solo la voy a dejar a la micro.
La volví a mirar a los ojos
- ¿Qué pasa Fernanda, estas temblando?
- Nada, solo me dio algo de frió
- OK…
En silencio llegamos al paradero, mi serenidad la esta matando, lo sé.
- ¿Qué pasa Fernanda?
No me contestó. Se veía el bus a lo lejos y lo hice parar, me despedí de ella, aun tenia su mano, ella no me decía nada. La mire a sus ojos verdes, y le dije “adiós”, ella seguía en silencio, la abrace y en su oído susurre un “te quiero”, la bese en la mejilla, y deje que se fuera. Ella no me dijo nada.
Camino despacio a la gruta, aun no quiero llegar, hay que poner mis ideas en orden, tengo que analizar lo sucedido, tengo que ver si hice bien o hice mal, las luces han aparecido, y las estrellas ya están saliendo, son las 5:30 y una fresca brisa de otoño ha aparecido, al estar húmedo, hace que la tarde esté perfecta para caminar.
¿Si la hubiera besado, que habría pasado? Bien que no lo hice, ella me dijo muy claro que amaba a Armando, pero en fin, las cosas caen por si solas, y la confundo UHHH, si, la confundo, y eso esta bien, veamos ahora quien es el que va a perder al final…