viernes, 29 de octubre de 2010

Llueve sobre la Ciudad


La lluvia cae en un día de octubre, 29 en la madrugada, recuerdos de una amiga, que quise que fuera más que eso, cosa que termino en un choque de frente con un muro de realidad, de lo que no seria. Feliz cumpleaños para ella.

Llueve, la lluvia cae, de arriba para abajo, a veces en diagonal, pero solo a veces, recuerdos de canciones y cigarrillos virtuales inundan mi cabeza, aparte de la ya inusual agua brotada del cielo, imágenes femeninas en un suelo mojado, recuerdos desparramados, cambio la tele, cambio el switsh, la imagen se borra, se cambia, ya es otra, la lluvia sigue cayendo, y la micro sigue sin pasar, recuerdo cuando aprendí a decir “te amo” sin sentirlo, y olvidar como se sentía el amor, creo que son los años, creo que es la lluvia, o tal vez ella me hace recordar eso, remueve la tierra con la que he tapado tantos sentimientos bonitos y trágicos, todos distintos, me voy en una liviandad profunda, rozando cosas que no rozo hace tiempo, y sonrió satisfecho de lo hecho, de lo sentido, y por qué no decirlo, de lo tomado, la lluvia hace sentir bien a la gente.

El temor de una aguja entrando en mi, y ropas prestadas que abrigan el cuerpo, que seducen a las gotas, es el recuerdo permanente de lo malo que he sido, o de lo bueno y olvidadizo. Vida tranquila, vida empezando, nuevamente empezando, día tranquilo, día de reflexión, día que quiero que no muera, día que mis ojos piden su liquidación, mi alma seguirá soñando, Y mis palabras se irán al viento, viento mojado, viento de lluvia, Y la musa misteriosa con cara de hereje, se esconde y no la reconozco, quizás sea una, quizás sean todas.

Buena noches!

miércoles, 27 de octubre de 2010

historia de Dos Años, 7

Capitulo VII

La Sorpresa que me dio Fernanda.



Después de la invitación de Lily, el día paso lento, muy lento a mi parecer, una lata, como día viernes, donde todos queremos terminar con la jornada. Tan aburrido se me hizo el día, que decidí escaparme, no quería tener la lata de la clase de religión, así que a la 1 PM. Me escapé, la entrada estaba custodiada por el auxiliar de turno, estaba solo en esto, tenia que ser rápido, y sin dejar huellas. Miro a mi alrededor, niños de otros cursos salen, me camuflo en uno de esos grupos, y salgo, el inspector mira desde lo lejos, pero no me ha visto, o eso espero y creo en eso. Paso la ultima detección posible, el portero se hace el galán con una apoderada, “freedom!” libertad, saco mi bicicleta y salgo disparado a donde estaba Fernanda, ella sabia de mi plan, de hecho ella también se iba a escapar. En el camino la llame por teléfono.


  • Escapé ¿y tú?

  • Sí, ¿Xavier dónde estarás, para irme para allá?

  • En el árbol, estoy allá en 15 minutos.

  • Chao, te espero, quiero verte.

  • Lo sé, chao.


Al llegar estaba ahí, con su uniforme de colegiala, se veía linda, no lo niego, con cara melancólica, de angustiada, algo le pasaba, pero al momento de verme, una sonrisa radiante se fijó en su rostro, y la luminosidad volvió a sus bellos ojos…


  • Hola Feña.

  • Olí.

  • ¿Qué quieres decirme?

  • Aquí no, llévame a la Gruta.

  • OK, súbete.


Mientras pedaleaba a la Gruta, ella jugaba con mis cabellos, a mi me gustaba, el día estaba se estaba arreglando, y ya no era tan aburrido.


Las nubes dejaron salir un rato al sol, y ya no hacia tanto frió, el verdor de las hojas brillaba gracias a la lluvia caída, lo bonito del otoño en santiago.

  • Llegamos señorita.

  • ¡lo sé tonto!

  • Entra, yo encadeno la Bici y entro.

  • OK, no te demores.

  • Busca una mesa que de al patio, yo te busco.

  • Ya…


Y se largó, la vi como se alejaba, y esa faldita escocesa se meneaba al caminar, se me vino a la cabeza un tema, que pisco capel lo ocupo para hacer un comercial, creo que lo cantaba T-Time, o C-Funk, o a lo mejor Canal magdalena, pero creo que fue uno de los dos primeros, “que bonita va” un clásico del folklore fascista chileno. Encadené la bici y entré a la Gruta, en la barra estaba el Peter, me acerco a saludar.


  • wena” Choro.

  • wena” Peter.

  • ¿Cómo va perro?

  • Bien, aquí con la “11” puesta.

  • Ese es mi toro, ¿con quien vienes hoy?

  • Con la Fernanda.

  • ¿La mina del Armando?

  • ¿Y cómo sabes eso?

  • Todo se sabe rápido, mala onda el loco, yo pensé que eran amigos, pero en fin, así es la vida.

  • Eso dicen.

  • Oye, el negocio se esta cerrando.

  • ¿en serio?

  • Sí, ¿cuanto vas a querer?

  • ¿Cuánto tienes?

  • lo suficiente para llegar a la luna, volver e ir muchas veces más. (en tono de juego)

  • Cool, dame 50 lucas, te las paso mañana eso si, o quizás venga en la tarde.

  • Dale perro.

  • Oye, llévame una bebida y una Báltica a la mesa mía, una Fanta, a ella le gusta esa cosa.

  • OK perro, al “toquetón”.

  • Y córtate ese choco, ordinario marginal.

  • Jajaja, OK.


En el lugar comenzó a sonar “paint it black”, magnifico tema. Al son de la música me acerco a ella, me mira, me desea, lo sé, estoy que ardo, jejeje, vamos dime algo. Me siento le levanto mi ceja seductora y le dije que pedí una Fanta para ella, me miro con cara de “sabes lo que me gusta”, yo solo sonreí.

  • ¿Y qué me querías decir?

  • Espérate un rato Xavier, disfrutemos del momento. ¿quieres?

  • Esta bien, cuéntame ¿te costo mucho escaparte?

  • Mmm, no realmente, fue fácil, solo me metí entremedio de unas niñas que salían a esa hora, los inspectores estaban en otro lado, y el portero haciéndose el lindo con una apoderada.

  • Típico de esos tipos, el mió estaba haciendo lo mismo. (me largue a reír)


En eso llega Peter con lo pedido. Le doy las gracias y me hace el gesto técnico de “ese es mi perro”. Estuvimos un rato conversando de la vida, sin tocar el tema de fondo, la cerveza estaba buena, y a mi sorpresa ella tomo “FanShop” así que tuvimos que pedir más.


  • Sabes Xavier, ¿vamos a otro lado?

  • ¿A dónde quieres ir?

  • No lo sé, a donde sea que estemos solos.

  • ¿Que quieres hacer?

  • Mmm. estar sola contigo.

  • Podemos ir a mi casa, ahí no hay nadie.

  • Que perverso tú. ¿Qué me quieres hacer ahí?

  • ¿Qué onda? Mira no haré nada de lo que tú no quieras hacer.

  • Vamos entonces.

  • OK, deja ir a pagar.

  • Ya, no te demores, te espero afuera.

  • Obvio.


Me acerque al Peter y le pagué, me despedí y le dije que a la vuelta cerrábamos el trato. Afuera estaba ella, al lado de mi bici, el día hermoso, y el sol radiante, no sé como puede cambiar tanto el clima, ni frío hacia. Eran alrededor de las 4 de la tarde. Llegamos muy rápido a mi casa, y ella en el camino me besaba el cuello, algo bueno iba a pasar, los signos daban a presagiar eso. Así que me deje llevar, el camino quedaba atrás, y los minutos se suspendían, era un buen Keiros. Llegamos a mi casa como a las 4:30 PM, me baje de mi bici, y ella me esperaba en la puerta, ella me toma mis manos, y besa mis labios, y dice a mi oído:”hoy seré para ti”, yo abrí la puerta, y entramos, nadie estaba en mi casa, nos besamos todo el camino hasta mi habitación, no puedo creer lo que esta pasando, es por eso que quiero tanto a esta mina. Subimos las escaleras como un solo ser, y las ropas fueron quedando en el camino, saltamos a mi cama, y prendí el PC, para amenizar con música, busqué al fiel amigo de estos momentos en el velador, y ella me besaba el cuello mientras lo hacia, se veía tan hermosa, hace tanto tiempo que no estaba tan feliz. El sol daba en su espalda y radiante se veía su silueta, me acerque apacible, y bese sus hombros, comenzó a sonar un tema de Lucybell “carnaval”. El resto es historia, paso lo que tenia que pasar, la ame y ella me amo, tocamos el cielo en una comunión mística de amor, pero nada dura para siempre, el destino siempre llama a la puerta, y cuando estábamos en la mejor parte de la historia todo se vino abajo, la puerta grito con el llegar de una persona, mi madre llegaba del trabajo, ya no estaba solo, al rato llego mi hermano, eran alrededor de las 7 PM. Nos vestimos muy rápido, yo me quede en mi pieza, ella entro al baño a arreglarse, bajé a saludar a mi mamá, Fernanda llego detrás mío, saludamos y dije que habíamos llegado hace muy poco. Mi mamá nos hizo tomar té, así que fuimos a comprar pan para ello, al fin podríamos hablar.


  • Disculpa que haya llegado mi madre.

  • No te preocupes Xavier, esas cosas pasan.

  • ¿Por qué hicimos todo esto?

  • ¿acaso no te gustó?

  • Al contrario, me encantó, pero ayer me dijiste…

  • Si ayer dije una cosa, pero hoy sentí otra. Hoy sentía que debía estar contigo, de besarte, tocarte, no sé, de quererte.

  • Está bien, ¿pero eso que significa?

  • ¿Qué quieres decir?

  • ¿significa que estarás conmigo?

  • No lo sé.

  • Nunca sabes nada…

  • ¿Por qué no disfrutamos lo que queda del tiempo, y caminamos en esta linda resiente noche?…

  • Tienes razón, quizás siempre la tienes.


Ella me besó, de una forma tierna, yo solo me dejaba querer. Al volver a la casa, recordé que tenia que salir, comimos y ella me pidió que la fuera a dejar a la micro, salimos de mi casa, ella me tomo mi mano, yo solo la mire de reojo. Mmm... Ella es tan extraña, quien la comprende, ahora me toma, a sabiendas que aquí no es seguro caminar así, podría aparecer Armando en cualquier momento. Bueno si es así, mejor…


La micro no tardo en llegar nos besamos y partió, y todo quedo en nada…

lunes, 25 de octubre de 2010

historia de Dos Años, 6

Capitulo VI

Colegio, en vísperas de Fernanda y Lily.



Al otro día ya no llovía pero hacia un frió extremo, aun así hice lo de todos los días, tome mi bicicleta y partí al colegio.


Lily estaba con la Mary, me acerque de manera sutil, y salude a ambas, pero a Lily le di un abrazo que me salio del alma, pero algo después de eso estaba mal, me miro de una manera extraña, eso no me decía nada bueno. Aparte eso nunca lo hacia.


  • ¿Qué fue eso Xavier?

  • Nada, ¿por?

  • ¿Y eso que fue?

  • Déjalo así mejor.

  • OK.


Sonó la campana, y entramos a clases, un mensaje me llego a mi celular, era de Fernanda: “necesito verte, venme a buscar please”. Le mande una respuesta, preguntándole que era lo que quería.


Entré a la sala, a una entretenida clase de castellano, camino buscando al Nacho, necesitaba hablar con él, más que mal, él era mi consejero, mi “Conciglieri de guerra”, siempre a sido de gran ayuda en determinaciones como esta, aunque nunca de tanta trascendencia, o tal vez si, pero en otras dimensiones de la vida. Necesitaba contarle lo de lo ocurrido en los últimos días, pero en especial de la noche anterior. No lo encontré por ninguna parte, solo encontré un asiento vació en el que me servirá para meditar.


La clase fue monótona, como siempre, me estuve cuidando de la profesora, porque no me llevaba muy bien con ella, sabia que cualquier cosa me sacaría de la sala y me anotaría al libro de clases, su mirada vigilante siempre sobre mí, como el “gran ojo de Mordor”.


En la mitad de la clase, suena otra vez mi teléfono, era Fernanda, no alcanzo ni siquiera a contestar y “la Seño” me hecha de la sala. Por un lado bien, podría hablar tranquilo, por otro lado bien también, porque las anotaciones realmente no sirven para nada, y menos a estas altura de mi vida, se que no me harán nada con ellas…


  • ¿Alo?

  • Hola soy yo, la Feña.

  • Lo sé, sale tu foto en mi celular. Tu nombre y aparte se me tu número.

  • Andas chistoso…

  • No “chistoso”, más bien dicho irreverente. ¿Qué quieres?

  • Necesito hablar contigo.

  • ¿Para qué? Creo que ya todo fue dicho ayer.

  • No creas todo lo que dicen mis labios, siempre hay algo más que te quiero decir”.

  • ¿Por qué me citas?

  • Porque esas palabras son muy ciertas.

  • ¿Qué quieres?

  • Verte, necesito hablar contigo.

  • ¿No puede ser por teléfono?

  • No, quiero verte.

  • Mmm…

  • ¿vas a venir?

  • No quiero, pero por ser tú, iré.

  • Gracias.

  • Que estés bien, espérame.

  • Lo haré, chao.

  • Chao.


Al colgar siento una presencia extraña detrás de mí, una fuerza maligna tal vez, giro despacio, y lo veo, el Némesis de cualquier estudiante, al inspector.


  • Señor Cochrane, ¿Qué hace fuera de la sala?

  • Me echaron

  • ¿Qué fue lo que hizo?

  • Solo conteste el teléfono.

  • ¿Cuándo entenderá que usted no es un gerente? Llega a la hora que quiere, ¿usted cree que va a poder hacer eso cuando salga de aquí?

  • Espero eso.

  • Valla a inspectoría mejor, espere ahí hasta el recreo

  • Esta bien…


Me largué caminando a la inspectoría, eran las 8:30 AM, quedaba una fatigable e intratable hora.


Al caminar tuve flash back de todo lo ocurrido esos últimos días, y comprendí lo que me habían hablado sobre el tiempo significativo, el tiempo que hace que el alma se acongoje, el que se recuerda, el real Keiros. Que grande fue San Agustín.


Metido en mis pensamientos interrumpe una voz que cada día detestaba más, y ya no soportaba.


  • ¿Qué haces fuera de clases?

  • Eso no te incumbe, déjame solo prefiero no saber de ti, “no soy yo cuando me enojo”.

  • ¿Hulk? Xavierito Xavierito, nunca cambiaras.


Esas palabras hicieron que hirviera mi sangre, me di media vuelta lo tome de la camisa y lo arrastré hasta la muralla.


  • Para Armando, no quiero más problemas contigo.


El soltó mis manos y se fue sin decir palabra alguna.


Estuve toda la hora mandando mensajes de textos a mis compañeros, para matar el aburrimiento, y aun así se me hizo eterna la hora que estuve confinado en esa cárcel escolar. La campana sonó, y salieron los alumnos a recreo, detrás de niños venia la Profesora de castellano, con una sonrisa en su cara que no podía disimular, me mira e insinúa que me puso la anotación negativa, yo la miro, le guiño el ojo, ella se sonroja, y beso mi anillo te tengo loca gatita, y le quito la mirada de encima.


En eso llega Lily, me saluda con gusto, muy distinto a esta misma mañana. Y a esta ¿Qué le pasa?


  • Para variar te echan de castellano.

  • ¿Cómo te va Lily?

  • Bien, supongo

  • Que bueno.

  • Oye ¿Qué harás hoy?

  • ¿te interesa?

  • Quería invitarte un cooler.

  • ¿a que hora sería?

  • En la noche.

  • Genial, ¿pero dónde?

  • En mi casa.

  • Genial, pero yo pago.

  • Como quieras.

viernes, 22 de octubre de 2010

historia de dos años. 5

Capitulo V

Dos Veces Fernanda.


Las horas pasaron sin penas ni glorias, el final de la jornada escolar llego, aun llovía y yo tome mi bicicleta, la lluvia no me detendría en ir a ver a la Feña

- Fernanda, estoy acá.

- ¿Dónde? No te veo.

- Debajo del gran árbol, búscame.

- OK.

La tenia divisada desde el momento que llegué, se acerco, con ese glamour que siempre la caracteriza, su silueta al viento, con los cabellos mojados por la lluvia que ya no existía, pero que dejo su marca en su cuerpo y en la acera.

- Hola. (le dije)

- Hola.

- ¿Vamos?

- Si, pero ¿A dónde?

- ¿A dónde quieres ir?

- No lo sé, el lugar que fuimos ayer me gusto mucho, podríamos ir ahí otra vez.

- Como quiera mi “bella dama” (me largue a reír)

- Que eres tonto.

El camino fue sin contratiempos, mi bella bicicleta no nos jugo en contra, y el clima empezaba a mejorar, o simplemente no llovería otra vez.

No sé porque solo puedo pensar en Lily, me tiene consternado lo que me dijo, es verdad, hace mucho que no pienso en ella, pero ¿Por qué, aun siento algo por ella? ¿Tendré la oportunidad de…? ¿¡Qué mierda hago!?

- ¿Qué te pasa Xavier?

- Nada, ¿Por qué?

- Te noto extraño.

- Puede ser, pero no pasa nada, a mí ni a nadie. Aunque estoy netamente confundido entre una mina mala, y una mina con pololo, pololo al que odio desde el fondo de mi corazón y eso me revienta, porque el loco genera sentimiento, y eso hace que se incline la maldita balanza hacia tí, y que me hace querer tenerte, pero sin dejar de lado a la maldita rubia que me a quitado el sueño tanto tiempo, tanto como desde que no nos veíamos, pero a parte de eso, no me pasa nada así que deja de preguntarme wevadas ¿ya? ¿me harías ese jodido favor? Gracias.

- ¿y ese tipo de respuestas? Te pasa algo, vamos dime.

- Respóndeme algo y contesta por favor con la verdad.

- ¿Qué?

- ¿Qué mierda sientes por mí? Necesito saberlo, y no sabes con cuanta vehemencia.

- … ¿Por qué haces ese tipo de preguntas?

- ¡CONTESTA!

- No lo sé. Estoy tan confundida que no sé, realmente no sé, estas tú aquí sentado frente a mi, y yo con deseos enormes de ser sola tuya, pero al otro lado esta Armando que lo amo con todo mi ser completamente.

- ¿Cómo que no lo sabes? Vamos dime la verdad.

- No lo sé, estoy confundida, antes de verte era tan claro, pero ahora… ahora no.

- ¿Qué mierda sentías antes?

- Que amaba a Armando…

- ¿Y ahora eso no es así?

- Si lo es, bueno, no tanto, onda ya no es lo mismo, y tú…

- ¿Yo qué?

- Tú me haces sentir cosas…

- ¿Quieres estar conmigo o con él? Que pregunta más tajante.

- No lo sé…

- Vamos responde.

- … con él.

- Eso era todo lo que quería escuchar. Mentira quería que me dijeras que a mí, que querías estar conmigo, porque sabes y sé, que nadie te va a querer como yo, porque el otro miserable solo esta contigo para hacerme mal, es un maldito hijo de la gran puta. Sabes me tengo que ir.

- Pero Xavier…

- Pero nada, me tengo que ir, aparte ya no hay nada más que hablar.

- Pero entiéndeme.

- No hay nada que entender, adiós, y que seas feliz con ese zángano.

No esperé su respuesta, solo salí del lugar, me despedí con un gesto técnico del Peter que estaba en la barra, tome mi bicicleta y desaparecí del lugar.


Llegue a mi casa como a eso de las 8 de la noche, no sé bien que hice durante tanto tiempo, si con Fernanda no estuve más allá que un par de horas, y de la Gruta a mi casa nunca me demoraba mas de 20 minutos, solo sabia que estaba cansado y hambriento.

Llegue al fin a mi humilde morada, ¿Qué onda? ¿Qué paso? Fue todo muy rápido, no sé en que quedo todo, no sé en que quede yo, ¿Qué pasara mañana? ¿Qué pasara con Lily? ¿Seguiré detrás de Lily, o de Fernanda? ¿Renegare de mi promesa que hice conmigo mismo, por tener otra vez a la Feña, o tomare un nuevo rumbo con Liliana? espero mañana tener respuestas para eso

jueves, 21 de octubre de 2010

historia de Dos Años, 4

Capitulo IV

La Gruta, El Messenger y Lily.


Entró a la Gruta, y el PETER me mira con cara de “ese es mi campeón” yo solo le respondo con una sonrisa, el weón le hace un gesto al Nacho, que estaba en la Rock cola, y me ponen el tema de Rocky, “eye of tiger”. Weones pesados.


  • Menos mal que era a las 5:00

Y Nacho me respondió.

  • Estas recién llegando y alegas.

  • Para, yo llegue como a las 4:30

  • Mmm, no sé, no me consta.

  • Ya cállate mejor, quiero una chela.

  • Pídela.


Así que fui a la barra a pedir otra chela, y a pagar lo consumido antes. Me senté con los muchachos, y les conté todo lo que había pasado, bueno casi todo, omití las partes mamonas, eso no tienen por que saber. Entre tanto conversar se me había pasado la hora, así que llame al PETER, y le pague la ultima chela, el loco me dijo que me llamaba en la noche para afinar los detalles de nuestro negocio.


Cuando llegue a mi casa eran alrededor de las 11 de la noche, igual algo tarde, pase sin problemas los guardias de la puerta de mi casa, mi madre y mi padre no me dijeron nada, en mi pieza encendí el PC, igual como que tenia ganas de hablar, y alguna música entretenida para el MP3, no encontré mucha, andaba en otra, pero a la que si encontré fue a ella, para variar, estaba conectada. No se bien si saludarla, me da lata, que ella me salude primero. Igual terminamos conversando, no me aguante en saludarla, no quise decir nada sobre la gruta, ni lo del día anterior, ella tampoco me hizo comentario alguno. En algún momento pensé en insinuarlo, pero para que dilatar más la historia, ella ya sabia lo que pensaba y sentía.


Llego el momento donde ella no se aguanto, y me lo comento, suave y sutilmente, lo suficiente como para captar el menaje. Y derechamente pregunte que había pasado.


  • ¿Cómo es eso que aun te gusto?

  • Como voy a saberlo.

  • ¿estas confundida?

  • Sí.


Internamente grite “bien”.


  • Ya, me voy, chao

  • Chao, que estés bien.

  • Ah, oye, mañana te quiero ver, te voy a ir a buscar

  • dale, ¿a que hora?

  • A la misma que hoy

  • OK. Chao

  • ¡Chao!


Apague el PC, y baje a comer, eran alrededor de las 1 AM, me había dado el bajón y me cociné algo, me fui a dormir como a las 2:30 AM.


El despertador de la radio sonó alrededor de las 6:30 AM, con mucho sueño, me costo levantarme, fui directo a la ducha, al entrar a ella me acorde de una persona, a una que empecé a querer con el tiempo, pero hace varios días ya que no hablaba con ella, era Lily, tenia un deseo extraño de verla, pero de inmediato, no recuerdo muy bien porque dejamos de hablar, para variar era una situación media extraña.


Cuando estaba en medio de mis pensamientos, tocan la puerta de mi baño, recordándome que estábamos atrasados y que me apurara, Salí corriendo y me vestí, quería ver a Lily…


  • ¿Cómo estas Lily?

  • Bien ¿y tú?

  • Aquí dándole con el “flow”. Necesito hablar contigo de algo personal…

  • ¿Qué seria?

  • Todo a su debido tiempo, aquí no podemos, tenemos que estar solos, obvio, vamos a la gruta, te invito a tomar algo.

  • Dale, pero ¿ahora?

  • Demás.

  • Vamos, pero ¿Cómo?

  • Súbete, yo te llevo

  • OK.


En el camino, comprendí que ya no la miraba con los mismos ojos, o sea, como que igual es linda, y como que igual me hace sentir cosas…


Llegamos a la gruta y amarre mi bici, mientras ella buscaba un puesto, había comenzado a llover.


Cuando entré de nuevo a la gruta estaba mi amigo el Peter en la barra, que me llamaba para hablar con él, tranquilamente me acerque.


  • ¿Qué onda Peter?

  • ¿Quién es ella, campeón?

  • Jajaja, una amiga

  • ¡wena wena perrin!

  • Ya manda a alguien para atendernos mejor.

  • OK.


Y estaba allí, mirándome con esa fría indiferencia, con la que siempre me ha visto, pero me da lo mismo, siempre ha sido así.


  • Hola señorita.

  • Hola joven, ¿Qué desea?

  • Ver si esta mesa esta desocupada.

  • Pues no hay nadie, solo siéntese…

  • Muchas gracias.

  • ¿Y para que me trajiste aquí?

  • Tomate un poco de calma en las cosas, disfruta el momento.


En ese momento interrumpió Peter, preguntando que íbamos a servirnos.


  • Yo una chelita, Báltica por fa. ¿y tu Lily?

  • Dame un jugo de naranja

  • Andamos sanos hoy.

  • Estamos en día de semana.

  • Tienes razón, que este heladita por fa Peter.

Y se marcho a la cocina…


  • y ¿Cómo has estado?

  • Bien gracias ¿por?

  • Es solo cortesía, como para amenizar el momento o romper el hielo.

  • Ah OK. Y… ¿Qué vinimos a hablar?

  • Todo a su debido tiempo, no le quites la magia a esto.

  • OK.

  • ¿Aun estas con Martín?

  • ¡no!

  • Y ¿Por qué te alteras?

  • Sabes muy bien que no quiero saber nada de él.

  • Ya… OK. No hablemos de él entonces, no pensé que te alterarías tanto.

  • Si no es eso, solo que no quiero hablar.

  • ¿Y estás interesada en alguien ahora?

  • No. ¿a ti te interesa alguien?

  • Si, dos personas, jajaja.

  • Fernanda ¿y quien más?

  • ¿no lo sabes?

  • ¿Por qué el tono irónico?

  • ¿No sé?

  • ¿acaso debería saberlo?

  • Es que de verdad es muy obvio…

  • ¿a sí? No lo creo.


Y si te callara la boca con un beso, ¿eso respondiera su pregunta?


  • ¡Xavier!

  • ¿Qué?

  • ¿Cuándo veras a Fernanda?

  • En dos semanas más quizás…

  • ¿Y qué vas hacer cuando la veas?

  • No lo sé, tendré que estar en el momento.

  • A dale.

  • ¡oye!


Y me miro con extrema atención.


  • ¿Sabes?, a pasado algo un poco extraño a decir verdad.

  • sí, ¿Qué es eso tan extraño?

  • estoy confundido

  • ¿de qué?

  • de que más va a ser.

  • ¿sabes? No te cacho.

  • yo tampoco.

  • y ¿Cuándo vez a Fernanda?

  • en dos semanas más, ¿por qué?

  • Curiosidad.

  • Piola.

  • ¿Y qué harás cuando la veas?

  • No lo sé, en el momento lo sabré, supongo…

  • ¿y por qué estas confundido? ¿Acaso hay otra mina?

  • Siempre hay otra mina…

  • Mira tú, y ¿Quién sería?

  • Es que no es tan fácil, como que igual tengo miedo de echar a perder esa relación, porque es cercana a mi entorno…

  • Vamos dímelo.


Y justo cuando mi declaración iba a ser oficial, el maldito teléfono sonó, habló por unos momentos, y me dijo que se tenía que ir. Yo me quede ahí, mirando al Peter que se reía de mí, y me llevaba la cuenta…


Fue la última vez que hable con ella.


Al terminar de vestirme la idea de volver a hablar con ella, se me vino a la mente, creo que se dio cuenta de lo que siento, y por ello se alejo de mi, bueno, aunque yo tampoco me acerque a ella.


Seguía con las ganas de estar solo, ni siquiera la lluvia me hizo no tomar mi bicicleta y pedalear hasta el colegio, ni siquiera los ofrecimientos (casi mandatos) de mi padre que me fuera con él en el auto bastaron para que yo no tomara el camino en soledad.


Al colegio llegué tarde, que novedad, el “Pelao” no me hizo problemas al entrar. Hacia frío, y me largué al baño, siempre tranquilo y sereno, nunca antes así…


Al llegar a la sala de clases busqué entre la gente a Lily con la mirada, lentamente me acerque a ella.


  • Hola, ¿Cómo estas?


Me miro con una cara que jamás olvidare, de extrañada, no sé.


  • Bien, supongo.

  • ¿Cómo es eso?

  • No lo sé.

  • ¿está ocupado este asiento?

  • No veo a nadie.

  • ¿Qué onda, tan circunstancial que estas, te pasa algo?

  • ¿Por qué me tiene que pasar algo?

  • Oye para, no busco problemas, deja sentarme mejor.


No me dijo nada, aunque asintió con la cabeza, y una leve sonrisa se le escapo entre tanta indiferencia, el hielo de a poco se derretía.


La clase en la que estábamos era una de física, creo que viendo mecánica, repasando para la PSU. No quiero estar aquí, pero estar con ella, lo hace todo más agradable…


  • ¿Ayer estuviste con Fernanda?

  • Sí, ¿Cómo lo sabes?

  • Mary me contó.

  • Sí, estuvimos juntos, conversamos mucho, y lo pasamos bien.

  • ¿De que hablaron?

  • ¿quieres saber, o es una simple formalidad?

  • Mmm, ¿Qué crees tú?

  • Formalidad.


Su cara se hizo aun más severa, y con sus ojos grandes y penetrantes me dijo.


  • Pues estas muy, escúchame bien, muy equivocado.

  • ¿a si?

  • ¿me lo dirás o no?


Seguimos con rodeos un buen rato, pero ella tiene algo que me hace hablar, así que le conté.


  • ¿y qué vas a hacer con eso?

  • Hoy nos juntaremos otra vez, y seguiremos hablando, ella volverá a ser mía…

  • Entonces…

  • ¿entonces qué?

  • ¿se te quito lo que sentías por mí?


Quede helado, no me espere jamás esa pregunta, porque Lily no es de las que se van sin tapujos, es del tipo de mina que se da vueltas sobre el asunto, que regatea y regatea, y a ratos da luz de lo que piensa o siente, depende de lo que se este hablando.


  • Sabes que eso no lo sé muy bien, no he pensado en eso desde hace mucho.


Desde ese momento su cara cambio, y no precisamente se sentía feliz por lo que estaba escuchado.


  • Menos mal.

  • No lo creo, o sea, aun me gustas…


Sonó el timbre del cambio de hora, mis compañeros entraron, y la conversación se interrumpió por enésima vez. Como siempre mi conversación se corta en los momentos claves, esto ya parece un mal cuento.




martes, 19 de octubre de 2010

historia de dos años, 3

Capitulo III

Fernanda.


La mañana había terminado, mis amigos me invitaron a la jugar a la pelota y después a la Gruta, el Púb al que íbamos después de clases. Eran las dos de la tarde, les dije a mis amigos que a las 5 iba a estar en la Gruta, que por el momento no me sentía muy bien como para futbolear un rato. Tome mi “cleta” y comencé a pedalear. Los árboles y los autos pasaban a mi lado, y las nubes soltaban otra vez la lluvia. Unas ansias enormes, y una gran angustia, y solo un pensamiento, tenía en mente, llamar a Fernanda. La quiero ver, la necesito.

- Hola Fernanda.

- Hola, ¿Xavier eres tú?

- Si obvio, oye quiero verte.

- Necesito hablar contigo también.

- Pero hoy tiene que ser.

- Esta bien.

- ¿Cómo lo hacemos?

- Son las 3 PM. Venme a buscar, salgo a las cuatro.

- OK, nos vemos a las 4.

Volaba en mi bici en dirección a mi casa, tenia que estar en muchos lugares en muy poco tiempo. Comí en tiempo record, eran las 3:45 y Salí disparado al colegio de Fernanda. Llegue como a las 4:15 donde Ella, estaba en el negocio de la esquina, comprando unas papas fritas.

- ¡Fernanda!

- ¿Ah?

- Hola, aquí me tienes.

- ¿Cómo estas? ¿Qué te paso en la cara?

- Nada, solo me caí.

- Mmm... pero ¿estas bien?

- si, estoy de maravilla. Vamos a la gruta te invito una bebida.

- OK. Vamos, pero ¿Cómo me voy yo?

- jejeje, súbete.

Ella iba algo nerviosa, y yo, manejaba rápido para que ella sintiera eso. El viaje fue corto, y entretenido, aunque casi ni hablamos, pero había otro tipo de comunicación, una más personal…

…Llegamos y la bici la amarre en el estacionamiento para las mismas. Ella mientras tanto buscaba un lugar para donde sentarnos a conversar. Entré al salón, donde ya me conocían, soy cliente frecuente, saludo al barman en la mesa, y el me hace un gesto. Con él me llevo de maravillas, aunque sabe que soy un pendejo aun, no me pone atado por venir a mí y a mis amigos. El barman, que por nombre su madre le puso Pedro, pero tanto que le gusta la música “sound” lo re-bautizamos como “Peter” y aquí a veces se las traigo. Él es el que a ratos me proporciona mi medicina, o sea, él es el que “la lleva” por acá.

Paso rápido la mirada por el salón y no veo a ni uno de los “LP” al parecer ellos aun no llegan, eso me da tiempo, aunque solo son las 4:30, falta media hora para que lleguen. Al fondo, al lado de la rock cola, esta Ella, con la mirada fija en mí, midiendo cada gesto, me espera, y yo voy hacia ella, como si fuera lo único importante en la vida, tal como quiero que sea.

- Hola, ¿nos conocemos?

- Mmm… sí, creo que te he visto antes en mi vida

- ¿esta desocupado este asiento?

- Si

- ¿Me puedo sentar?

- Es un país libre.

Eso realmente me mato.

- Entonces me sentaré. ¿Cómo te llamas?

- Déjate de webiar Xavier, ¿para que querías verme?

- Solo era para amenizar un rato esto. Aparte sabes muy bien para que te llame.

- Me lo imagine, pues pregunta, ¿Qué quieres saber?

- ¿Qué vas a tomar?

- Un jugo gracias.

- ¡PETER! Una chela y un jugo. Fernanda, ¿de que quieres el jugo?

- De papaya.

- ¡Que sea de papaya PETER, y la “chela” que sea Báltica!

- OK perrin ya van.

No sabia por donde empezar, ¿se la tiro de una? O ¿amenizo el ambiente primero?

- ¿Qué onda ayer?

- Eh, como decirlo, diablos Xavier, no sé, no sé que onda ayer. Solo fue eso.

- ¿Sabias lo de Armando?

- No, no tenia idea de que él te conocía, lo juro

- Y ¿Por qué no me habías dicho nada?

- ¿nada de que?

- De que estabas con alguien, o sea, en todo este tiempo que hablamos, y planeamos esto, el Messenger, o sea hello…

- No me vas a creer.

- ¿Qué no te creeré?

- Lo que sentía.

- Y ¿Qué mierda sentías?

- Que te engañaba…

- No me digas wevadas, ¿crees que te creo todo esto?

- Viste, te dije que no me ibas a creer.

- Y ¿engañarme en que sentido weón? Si nosotros hace años que somos historia, o sea, yo seguí mi vida, y tu también, eso esta bien, aparte éramos unos pendejos.

- Si sé, pero es que conocí a armando como al tiempo de haber terminado, quizás antes, y yo aun te quería y más encima…

- Más encima ¿Qué?

- Más encima aun siento algo por tí.

- Déjate de tonteras, estas con Armando.

- A él lo amo.

- ¿estas confundida?

- ¡¡NO!!

- ¿Y el beso que nos dimos?

- No sé.

- ¿te gustó?

- Si…

No quise seguir preguntando, tome un gran sorbo de mi cerveza, cayé por varios minutos, con la mirada fija en sus ojos, fija y fríamente, sé que la envolvía, sé que era lo que sentía, controlaba la situación, sabia muy bien lo que hacia, esperando, esperando que me dijera algo, que rompiera este silencio que nos abrazaba. El nerviosismo que tenía al entrar ha desaparecido, se ha disipado.

Soy el rey de la situación, estoy calmado, soy un Columbo cualquiera. No me dices nada, sabes que no hay nada que decir, sabes que lo hecho ya esta, y que no sacas nada con arrepentirte, sabes que lo que hiciste estuvo mal, pero te agrado hacer lo incorrecto, y al frente de ese, lo sabes, lo sientes, sabes que aun soy algo importante para tí, me lo dicen tus ojos, me lo dice tu cuerpo, y me lo grita tu silencio, no sacas nada con intentar hacer esto pasado, porque no es historia, quizás para el mundo si, pero para nosotros es un maldito presente, una maldita novela… aun te quiero.

Tomé otro sorbo de mi cerveza, que esta bastante buena. Él PETER me mira desde la barra, y me hace gesto de “¿Qué onda?” yo solo le hago un gesto despreciativo con mi cara, un “nada weón, solo estoy aquí”.

Ella rompe el silencio.

- Sabes me tengo que ir, no avisé que iba a llegar tarde.

- Pues vete.

- ¿así termina todo?

- ¿todo qué?

- Esto, ¿así termina una amistad?

- ¿la estas acabando?

- Solo…

- Solo nada, escúchame bien, no te dejare ir tan fácil, no con lo que tus ojos, tu cuerpo y tu silencio me dice, no dejare que te vallas tan fácil, no con lo que me dijo tu beso, no con lo que me gritan tus ojos…

- ¿Qué dices Xavier?

- Lo que escuchas, y lo que escuchaste, sabes muy bien que te quiero, no sé como, pero te quiero, me lo dice cada parte de mi, te quiero, lo dice la angustia de perderte hace años, la pena del recuerdo, la alegría de volverte a ver, y la determinación de mi conciencia al verme visto en esta situación.

- No digas eso Xavier, estoy con Armando.

- Y eso a mi qué, de verdad me importa una mierda ese personaje.

- Pues yo lo amo.

- ¿y a mí?

- Eh, sabes mejor me voy.

- Vete, si quieres te llevo.

Lo pensó un momento, escalofriante silencio, y termine mi trago, ya eran las 5:15 y mis amigos aun no llegaban, mejor así. Su rostro esta entristecido, confundido, sus ojos humedecidos y sus labios sellados, me empelota eso, ¿Por qué no me dices algo? En fin…

- ¿Te voy a dejar?

- No, gracias.

- Pero andá, así podemos conversar más.

- No, sabes tengo que pensar…

- Te dejo afuera entonces.

- Esta bien, gracias por el rato.

- Jejeje, para eso estamos.

Le tome la mano y la bese suavemente.

- ¿Qué pasa Fernanda?

- Nada.

Seguimos caminando, y no la quise soltar. Atravesamos la gruta y ni rastro de los “LP”, le hago un grito al PETER.

- Vengo al tiro, solo la voy a dejar a la micro.

La volví a mirar a los ojos

- ¿Qué pasa Fernanda, estas temblando?

- Nada, solo me dio algo de frió

- OK…

En silencio llegamos al paradero, mi serenidad la esta matando, lo sé.

- ¿Qué pasa Fernanda?

No me contestó. Se veía el bus a lo lejos y lo hice parar, me despedí de ella, aun tenia su mano, ella no me decía nada. La mire a sus ojos verdes, y le dije “adiós”, ella seguía en silencio, la abrace y en su oído susurre un “te quiero”, la bese en la mejilla, y deje que se fuera. Ella no me dijo nada.

Camino despacio a la gruta, aun no quiero llegar, hay que poner mis ideas en orden, tengo que analizar lo sucedido, tengo que ver si hice bien o hice mal, las luces han aparecido, y las estrellas ya están saliendo, son las 5:30 y una fresca brisa de otoño ha aparecido, al estar húmedo, hace que la tarde esté perfecta para caminar.

¿Si la hubiera besado, que habría pasado? Bien que no lo hice, ella me dijo muy claro que amaba a Armando, pero en fin, las cosas caen por si solas, y la confundo UHHH, si, la confundo, y eso esta bien, veamos ahora quien es el que va a perder al final…