Capitulo VIII
En un Carrete con Lily.
Tome mi teléfono celular mientras la micro se alejaba de mi, y llamé a Lily.
¿aló?
¿Xavier?
El mismo que viste y calza, ¿sigue en pie lo de esta noche?
Claro, ¿vas a venir verdad?
Obvio, no me lo perdería por nada, ¿quien más ira?
Le dije a Mary, pero no se si venga, tú la conoces.
Tienes razón, oye ¿estás sola?
¿Por qué lo preguntas?
Mmm que cerré el trato con Peter, y quería ver si podíamos…
No hay problema ven, pero me das.
Claro que te doy, así es más entretenido.
Ya te espero.
Me ducho y voy. Chao.
Besos, chao.
“¿besos chao?” ¿Qué onda esta mina? En la mañana ni me pesco cuando la saludé y más encima me mira raro por que la abrazo, y después me invita a su casa a tomar los dos solos…
Llegue a mi casa, mi madre en la cocina, mi hermano en su pieza y mi padre aun no llegaba. Subí al baño y me duche, estaba un poco atrasado, ya era tarde, por ello hice todos los tramites muy rápido. Le dije a mi vieja que no llegaría, y que me quedaría donde el Mauro, para que no se preocupara, le di un beso y le dije que se cuidara, me dijo lo mismo, obvio que me cuido. Tomé mi bicicleta y me fui. Eran alrededor de las 10 de la noche, el camino se hizo corto, la buena música estaba en mis oídos, los Bunkers y “no me hables de sufrir”.
¡Aló!
¿Xavier?
¡Si mi reina!
Espérame, te abro en un segundo.
Mientras la veía llegar, noté que lucia realmente bien, su cabello rubio suelto, un vestido color morado, que le llegaba a las rodillas, sus típicas chapulinas, y su voz que daban una buena bienvenida, realmente estaba magnifica.
¡Hola flaca!
Hola Xavier, ¿Cómo estamos para la noche?
Bien, obvio que bien.
La Mary llamó, dijo que no la dejaron venir.
Mejor, más para nosotros.
¿Trajiste?
Obvio mi niña, como dejarla con las ganas.
Vamos, pasa, y ponte cómodo, con tal mis viejos llegan el domingo,
¿Tenemos todo el fin de semana?
Puede ser, eso se dirá a medida de que pasen las horas.
Igual lata que solo seamos dos, seria genial su carrete bailable.
Bueno, pero de lo bueno poco.
¿Qué pretendes flaca?
Nada, ¿tú pretendes algo?
Ni te imaginas. Realmente no.
Entra mejor que se esta poniendo helado.
Es raro el tiempo en Abril.
Lo sé.
La casa era espaciosa, entramos a un living, donde estaba un gran sillón, frente de ella un televisor de mas de 29 pulgadas, un equipo de música, que daba muy buen sonido, en especial en las fiestas que teníamos de vez en cuando en esa casa. Dejé mis cosas en aquel sillón, me tiré y me relajé por unos segundos, estaba exhausto por la pedaleada. Pasado unos minutos, me levanté y me fui al baño, a asearme, Lily estaba terminando de arreglar unas cosas en la cocina.
¿Tienes hambre Xavier?
No, pero después me dará, así que dame no más.
Está bien, después cocino algo mejor.
OK.
Al salir del baño, ella me estaba esperando con un trago, ron cola, mi favorito. La noche era todo lo que significa la noche, era fría, con nubes en el cielo, y una luna que se asomaba de entremedio de ellas, el aliento se veía, pero el frió no penetraba, un día de Abril, que los días anteriores había llovido, linda noche, noche para recordar toda la vida, y sin saber siquiera lo que ocurriría, o lo que no ocurriría, las cartas estaban sobre la mesa, yo solo tendría que saber ocuparlas, y junto a mi as bajo la manga, las probabilidades estaban a mi favor, si pudiera apostar, de seguro que lo haría a ese “perro” ganador.
Llegué a aquel sillón que tanto me gusta, me recosté, suavemente, tomé el control del equipo de música, buen equipo, buen sonido, y a parte tenia una entrada para USB, el mp3 drive pondría mi música, música para la ocasión. La conversación rozo todo los tópicos, desde el colegio, las notas, los amigos, los amores, siempre evitando algo que nos conectara a ambos, aunque todo lo hablado estaba dentro de lo que podríamos denominar “nuestro mundo”.
Ambos sabíamos por qué estábamos reunidos, era solo cuestión de tiempo. Ella desaparece por un pasillo, pasillo en plena oscuridad, a mi no me inquietó saber hacia donde se dirigía ni nada de eso, solo estaba sentado cómodamente con un vaso en la mano, en la espera del momento propicio, escuchaba un buen tema de los Bunkers, raro eso, “Te Vistes y te Vas”, la música que escucho siempre tiene relación con las cosas que me están pasando, me agrada eso, Dios es un Buen DJ. Ella volvió, y realmente se veía hermosa, no cambio de ropa, no se hizo nada, pero realmente algo estaba diferente en ella, su estatura, su porte, su vestido morado ceñido al cuerpo, sus zapatillas, su cabello rubio amarrado con un pañuelo, todo era lo mismo, pero era despampanante. Mi trago había bajado hasta no quedar nada ya unas cuatro veces, y la música amenizaba todo, pero faltaba algo, lo traía en mi bolsillo, y ella sabia que estaba allí. Camina lentamente, haciendo notar cada paso con su figura, el vaivén de su cuerpo me hipnotiza, se acerca a mi, siento su olor, una mezcla entre un perfume que me encanta, algo alcoholizado y cigarrillos, una voz que penetra en mi oído, que realmente me hace imaginarme cosas perversas, marca cada palabra, y me hace sentir escalofríos, sus manos bajan por mi cuerpo, y el vaso con licor tiembla con lo que hace, ella domina la situación, me pregunta algo al oído, pero no es necesario que yo le conteste, ella sabia la respuesta. yo ya no se de mi cuando ella introduce su mano en mi bolsillo, yo me imagino cualquier cosa que me haría, gracias a esos pensamientos que la adjetivización de pervertidos no le llegarían ni a los talones, pierdo conciencia de lo que hace, solo me imagino a ella encima de mi, pero este cuento iba hacia otra parte, saca la bolsita que me hice con el negocio de la tarde, y ella se desprende de mi lado rápidamente. Mientras ella se aleja, unas gélidas palabras se desprenden de su boca:
¿Y eso?
¿Ah?
Eso que esta al lado de tu bolsillo.
¿Qué?
Y ni siquiera te he tocado, eres tan fácil Xavier, arréglate eso y vamos a afuera, mira que he estado esperando esto todo el día.
Desconcertado le respondo con un sí a medias, arreglo el asunto, y la sigo a través de aquel pasillo por el que acababa de aparecer. De a poco mis ojos se acostumbran a lugar, ella me toma la mano y me dirige hacia donde haríamos la “maldad”, no suelto mi vaso, es preciado, bebo sorbo a sorbo, me ayuda a meditar lo ocurrido, intuía que las cosas seguían igual, pero se que ella se dio cuenta quizás de que las cosas que por ella sentía no habían cambiado, sorpresa para mi, y realmente para ella no, aunque en mi defensa puedo apelar diciendo “¿Quién no se sentiría así, con lo que ella acaba de hacer?”.
Entramos a una pieza, donde había una pera, un sofá, otro equipo de música, y una mesa de centro, creo que era el lugar de relajación de la casa, hacia mucho que no estaba en ella. La habitación no era muy grande, pero bastante acogedora, ella se tiró sobre el sofá, con su mano buscaba el control remoto, yo miré para todos lados, pensamientos impuros otra vez llegaban a mi mente. Ahora, este es el momento, el que tanto estabas esperando, si no es ahora, ¿Cuándo? Ella te espera, te mira, y algo de deseo hay en sus ojos.
¿te quedaras ahí mirándome todo el rato, o te sentaras y haremos lo que tenemos que hacer?
¿Es eso una propuesta indecorosa, o solo quiere que me siente a drogarnos?
Creo que me tirare en la Pera, es más cómoda.
Si tú lo dices.
¿Quién lo hace primero?
Creo que tú, tienes más experiencia.
Y no es en lo único en que la tengo.
¿a si, en que más?
Después lo sabrás.
Procedimos al procedimiento, la tensión estaba desatada, la música como de película, la misma de “Pulp Ficction”, en la escena donde John Travolta llega a buscar a Uma Thurman, y ella lo hace esperar. Una gota de sudor baja por mi mejilla, no de calor, si no de nerviosismo, las ideas en mi cabeza estaban a mil, se chocaban entre si, y me hacían dudar de mi actuar, también las ganas de probar lo que hacia, me tenia un poco nervioso, saque la cuchara, vertí el “negocio” en una cuchara, y a fuego lento con mi encendedor la deje, Lily buscó unas jeringas, yo saque un catéter, apreté mi brazo izquierdo hasta que mis venas se hincharon, seguía nervioso, más sudor frió bajaba por mis sienes, la cara de expectación de Lily, y yo que caía bajo el erotismo de la droga, siento como cada milímetro de la aguja entra en mi, aspiro un poco de sangre para que se mezclé con la vieja dama blanca, poco a poco el liquido penetra mis en mi, una sensación fría en mi espalda, yo me pierdo en un sueño, (Happy Together de The Turtles), ella repite el acto, estamos los dos en la nube jugando con la jarra de jugo que Homero siente cuando se enamora de Marge, me tiendo en la Pera, y me dejo guiar por la música, la pendejeria de mis pensamientos se abalanzan sobre mi inerte mente, ideas vagas, y más pulsiones que otras cosas, los instintos se apoderan del control de mi cuerpo, la veo a ella, y no quiero responder, la veo a ella sobre mi, las luces se apagan y un alógeno que me mostraba imágenes rápidas de segundos de Lily, yo envolviéndome con la penumbra, despojando sus ropas, me liberaba de las mías, el vestido se perdió entre cada parpadeo, y nos fundimos el uno con el uno. Más alcohol brotaba por los poros, la botella bajo sin darnos cuenta, era un delirio de pocas veces vivido, dejando de lado los sentimientos, solo era un animal y ella también…
Tendido en su cama, ya no reconozco ni de tiempo ni de lugar, solo veo el techo de la habitación, las paredes fucsias, los peluches de animales, las fotos del pasado, (Sonata Claro de Luna de Beethoven), las paredes me hacen recordar lo ocurrido, los gritos las caricias todo llega a mi mente en una especie de flash back, sigo observando y veo que estoy solo en la habitación, hay un espacio vacío a mi lado, no hace mucho la persona con quien pase la noche se había levantado. Las fotos de la habitación hablan de un pasado donde yo fui participe, veo como hemos avanzado, veo como del odio inicial que nos teníamos, ahora éramos amigos, y un poco más, se podría decir que amantes, amantes de una manera extraña, solo compañeros de habitación, más especifico, compañeros de cama, solo llenábamos un vacío producido por un tercero, solo era eso. Compañeros, que solo se sentían atraídos, que no era más que pasión durante unas horas, que los besos no duraban más que el tiempo en el que fueron dados. Aunque las paredes me decían que teníamos mucho en común, los amigos, la música, el entorno, pero sin embargo eso no era suficiente como para llenar el vacío que me faltaba, es verdad, con ella me confundí durante el ultimo tiempo, es verdad que pensé en quererla, y hacerla la dueña de mis noches, y la causante de delirios alcohólicos, delirios que fueron fundados por Fernanda, que buscan una nueva Musa que los inspire, para mi no, para nosotros era demasiado tarde, solo éramos compañeros de habitación, ella ya lo sabia, y yo lo sabia, ambos sentíamos lo mismo, y reíamos de eso, y si pudiéramos hacer algo por aquel amor que nos trato mal, seguro nos vengaríamos juntos, pero eso no pasaría, solamente renunciábamos a la razón, y nos dejábamos guiar por la pulsión animal, eso era lo que éramos, y tengo que admitirlo, me gustaba eso, y a ella también.
Escucho su voz desde la cocina, me llama a comer, me preparó desayuno, lindo gesto, no me lo esperaba, echo una mirada por la habitación buscando mi ropa, pero no las encuentro por ninguna parte, luego una imagen mental me recuerda que no empezamos en la habitación, si no en la pieza de relajación. Realmente estaba algo desorientado, pero logre encontrar la habitación, tome mis ropas, y me fui al baño, no alcance a llegar y Lily me intercepta y me da una toalla.
Báñate lindo, que no hueles muy bien.
Como digas.
Después anda al comedor, ahí esta servido el desayuno.
OK. ¿me estarás esperando?
Obvio niño, apúrese.
OK.
tengo que admitir que me desorienta totalmente la forma de ser de Lily, en cierto sentido, me regala la posibilidad de ser feliz, me da desayuno, me trata bien, pero soy incapaz de quererla como ella se merece, aunque culpa no siento, ya que es como resiproco.
Entré al baño con ideas perturbadoras y perversas, la imaginación da para mucho después de una noche como la que viví. Me doy una ducha tranquila, nadie me apuraba, me relajaba, quede como nuevo…
Salí la comida servida, me senté, no la quise mirar mucho, no podía, me sentía algo extraño, algo entre mal y bien, entre contento y culpable, extrañas sensaciones.
Yo me tengo que ir.
Esta bien Xavier, cuídate.
Siempre lo hago.
Pero las palabras frías salieron otra vez de entre sus labios, tan típicamente en ella, me doy cuenta otra vez que solo había sido la noche, mejor para mi, así me iré más tranquilo a mi casa.
1 comentario:
Me dijiste que la gente perdio el carinio por xavier despues de este capitulo, no entiendo por que, si en el fondo el utilizado es el.
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