lunes, 24 de octubre de 2011

El peligro inminente de dejar a mi corazón recorrer las calles medio ebrio.

Es un peligro inminente dejar suelto a mi corazón por las calles frías de Santiago cuando ha decidido beber un poco para desapegarse de la realidad.
Camina sin rumbo y se encuentra con ella, la dama de los sueños que con su cabellera deja perplejo a cualquier corazón que deambula sin rumbo conocido, es un peligro porque aquel que se siente solo y ve una luz cobriza de esperanza muerta y fatigada, fácilmente se ilusiona, rápidamente se decepciona, tanto así que la razón confunde todo, entra en un delirio colérico impropio, insano, muy de quien se deja llevar por momentos, la cautelosa razón se ve derrotada.
Un futuro imaginé en tan solo un pestañeo, pero fue tan rápido el tiempo en que todo murió, que me hizo dudar en si había ocurrido. Tan herido salí, tanto aposté, que solitariamente divagué en las sutilezas estelares rozando lo divino y perdiendo como siempre, mirando menos de más allá de la punta de mi nariz.
Cansado me sentí al final de una última copa mentirosa, derrotado mirando como mi sueño de cabellera roja se iba con otro, una charla interna con mi mente bromea de mi suerte, una sonrisa fingida, un adiós a medias, maldiciendo nuestra amistad, queriendo ser aquel, vuelvo a beber, y seguir con mi mundo tal cual estaba antes de verla aquella noche.

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