
Es verdad, creo que nunca te lo dije, a veces pienso que fue demasiado surrealista la manera en que terminamos, el lugar, el clima, los aromas, los olores, la gente, lo gris, la lluvia, todo, y lo que no estaba, tambien. yo caminando con la resignación a cuestas, tú esperandome con el alma adolorida, tú confundida, yo desidido, una calle de Providencia que me hacia sentir tan seguro, de pronto se volvio tan ajena, tan enemiga de mi. Caminamos en silencio, cigarrillos se esfumaban en la nada, ¿cuanto habre fumando? Dos, tres, cuantro, ¿unos seis cigarros? ¿Cuanto duro aquel silencio? porque juro que el tiempo como que se detuvo, y me hizo sentir como si no pasara, no lo sé, a ratos paso demasiado rapido, la micro, ¿qué puedo decir de cuando llegue?, tenia nauseas, sabia lo que pasaria, lo sabia desde que te llame la noche anterior, o hablamos por mesenger, supe de inmadiato lo que ocurriria, estabamos agonizando, estabamos sangrando, camino al matadero, a destripar lo que nos quedaba, lo que tanto habiamos luchado por tener, ¿te acuerdas? Eso imposible y hermozo que tuvimos, pero no fue más que un parpadeo, así lo vi yo, una pelicula acelerada, donde pasaron mil cosas pero de manera tan rapida que cuenta real no me dí, esa micro, esa micro cobijo mis miedos, avanzaba tan rapido, y dios queria que se detuviera en cada semaforo, que le parara a toda persona, y los autos, habia clima frio, esperaba que estuviera aun más, no es que quisiera realmente que alguien muriera, pero cualquier escusa para no llegar, aun asi, llegue, rapido, sin ganas de pensar más, acabado, derrotado, resignado, dispuesto a afrontar todo, si tan solo una vieja se tirara a la calle, dios, quisas solo con eso le dabamos tiempo a la relación, que se calmaran los animos, que bajara la marea, pero no, ningun suicida se acerco a la calle ese día, estoy más que seguro que ese día nadie murio en santiago, solo yo, o solo nosotros, solo una relación. Llegue, estabas ahi parada, donde siempre, pero la sonrisa ya no estaba en tu piel blanca, no me mirabas como antes, me mirabas como un pedazo gelido, una porción misma de la muerte, despreiable trozo de carne molida, un cuarto de carne molida.
Caminamos, caminamos mucho, y nadie hablaba, creo que ambos teniamos miedo de decir algo, fumaba, y fumaba, pensaba en eso, no queria pensar en nada más. Pero algo rompio la monotonia de las cosas, ya estabamos casi en irarrazabal, hacia frio, y comenzaba a garugar, “vamos a una plaza a hablar” y a mi mente la imagen de la vez anterior, cuando destruiste mi mundo, no queria ir a la misma, era hacer más cruel lo que venia.
Cuando te vi esperandome, sabía que todo estaba mal, pero un apise de esperanza aun rondaba en mi alma, la ultima prueba me diria todo, “hola” y la reaccion mutua fue de darnos un beso en la mejilla, fria mañana, fria persona, frio beso, que ni siquiera de amigos aguantaba, todo habia terminado.
Recuerdo los cigarros, los recuerdos bien, me fume unos cuantos, siete quisas, si tal vez fueron màs...
no hablabamos de nada, solo caminabamos al final de todo esto que nos paso, creo que fui yo, quien hablo, no lo se, quisas fuiste tú, pero eso al final daba lo mismo, porque lo que dijimos fue tan irrelevante, nada podia ser más grande y envolvente que la situacion en si, las palabras estaban de más, eramos una cronica de una muerte anunsiada, llegamos a una plaza, comenzo a llover, caminando creo que te pregunte como estabas, “piola” fue tu respuesta, maldita sean tus palabras pense, ese tono sutil y destructor, asesino de momentos, maldita palabra que no significa nada, a lo más es un pedaso de cuerda, o lo que ocupamos para frenar en las bicicletas. “piola” ¿cómo estas? “piola” te detesto, ¿lo sabías?. Seguimos caminando, entramos aquella plaza, ya estaba casi lloviendo, como si el mismo cielo supiera la inevitable muerte que allí ocurriria, creo que adelante mis palabras a las tuyas, “quieres terminar” dije, apresuradamente, casi atropellando las silabas. “no se, estoy confundida” ¡mierda!, como me dice eso, yo sabia bien a lo que iba, “sabes que, no estoy para medias tintas, no más, o estas conmigo bien, pero no a medias, no podria soportar eso, es mejor que terminemos” o algo así dije. Creo que eso esclaresio tu mente, porque lo aceptaste, lo asumiste y lo hiciste tuyo, en cambio yo... en cambio yo me arrepentí de aquellas palabras desde el momento en que las dije. Lloraste, lloraste como siempre, o como nunca, que más da ahora que todo es un recuerdo difuso de algo de por si casi irreal. Llovia, llorabas, lloraba, asumias la situacion y yo lo intentaba negar, pateticamente dije algo, un “no me dejes”, o algo por el estilo, estaba mal, estabas mal, el dia era malo, hacia frio, llovia, parados en unos columpios de niños, ¿donde más ibamos a estar si eso era lo que eramos? unos niños jungando a estar juntos, jugando a ser “pololos”, jugando a la tragicomedia, a la tragedia shakesperiana, a luchar contra el destino, a “evitando lo inevitable”.
Llovia, llorabas, lloraba, te abrace, me abrazaste, nos besamos, como si fuera la ultima vez, nos miramos, caminamos de la mano, como si lo anterior no ubiera pasado, nos engañamos por un par de metros, un par de pasos, un par de cuadras, unos minutos o unas horas, nos engañabamos, haciamos que lo anterior no habia pasado.
Arrancacorazones, eso pensaba, eso sonaba en mi mente, y estoy seguro que a ratos tambien la tarariabas, porque eso nos pasaba, terminamos, eso paso, nos costo reaccionar, el limbo de minutos y pasos, de metros y segundos terminaba, algunos lo llaman la mejoria de la muerte, yo lo llamo la ultima batalla a no morir, dimos todo, di todo en ese beso, no queria que te fueras, estabamos en grecia, queria que te quedaras a mi lado, te entregue todo en aquel beso, en ese abrazo, lo deje todo, un ultimo suspiro para no morir, te amaba, y en ese momento me di cuenta de cuanto, y estoy seguro que en ese mismo momento te diste cuenta de cuanto no lo hacias.
Surrealista fue como terminamos, los lugares, las acciones, las palabras, los momentos, la lluvia, los juegos, los cigarrillos, el humo que nos perseguia y ahogaba las palabras que no querian ser dichas, los lugares, la gente, la lluvia, los momentos, tú esperandome, yo queriendo no llegar, todo, todo como un gran sueño, como algo irreal.
Pero pensandolo, esa era la forma de terminar, nuestra forma, no habia otra, o si existia, era más extrema, más irreale, más shakesperiana, nosotros construimos eso desde el momento que nos vimos por primera vez, desde el primer beso, y todas esas bullshit, nosotros queriamos que fuera así.